miércoles, 1 de agosto de 2012

El «Pelotilla» cumple los 55


El primer Seat 600 nació en la Zona Franca de Barcelona el 27 de junio de 1957


El 27 de junio de 1957 nació en la factoría de la Zona Franca de Barcelona el primer «Pelotilla». Su número de bastidor, el 100-106-400.001. El Seat 600 ya había sido presentado con éxito en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1955, pero todavía no había rodado en nuestro país. En cuanto se comercializó, muchos «españolitos» se hicieron con un Seiscientos por unas 65.000 pesetas de las de entonces, y comenzaron a hacer viajes de fin de semana o vacaciones al «pueblo» o a la playa. Muy pronto, las carreteras españolas se vieron inundadas por centenares de miles de «pelotillas», convertidos ya en el aliado perfecto del dominguero. El pasado miércoles cumplió los 55. 

El mismo año en que apareció en escena el Seiscientos entraron en el gobierno de Franco los «tecnócratas» del Opus Dei. Comenzaban los 60, y España empezaba a romper el caparazón del sistema autárquico impuesto en el país desde el comienzo de la dictadura. Se liberalizó la economía, abriéndola al exterior y facilitando la inversión extranjera. El «Pelotilla» de la Sociedad Española de Automóviles de Turismo nació para triunfar en este contexto desarrollista y, con el tiempo, se convirtió en el coche más popular de la historia del automóvil en nuestro país. 

El modelo del Seat 600 se basaba en el de su hermano mayor, el Fiat 600, del ingeniero italiano Dante Giacosa, a quien le sorprendió mucho el éxito de su nuevo hijo. «El público nos demuestra que el Seiscientos tiene cuerda para rato», afirmó el ingeniero. Su nombre tiene su origen en el peso y la cilindrada del vehículo: unos 600 kilos, y 633 centímetros cúbicos. Era el «coche preferido» de Giacosa, y tenía una potencia de 21,5 CV a 4.600 rpm. Los primeros Seiscientos alcanzaban como máximo los 95 km/h, pero el «Pelotilla» logró muy pronto superar los 100 km/h. 

Con el tiempo, Seat fue ofreciendo nuevas variaciones, como el Seiscientos descapotable, el playero o el «Formichetta», un híbrido de «Pelotilla» y furgoneta. Los no muy jóvenes se acordarán de sus características «puertas suicidas», con las bisagras en la parte trasera y que se abrían en dirección contraria a la normal. Era un coche fiable, no se solía averiar, pero tenía un punto débil: su sistema de refrigeración. El motor se sobrecalentaba con facilidad. El 3 de agosto de 1973 se echó el cierre a la producción de «pelotillas». En total corrieron por las carreteras españolas -¡y del extranjero!- unos 800.000 Seiscientos. Los trabajadores de la Seat despidieron al último con una pancarta en la que se leía: «Naciste príncipe y mueres rey».
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